A través del Club del Empleo Trans que se gestó en 2016 en la Dirección de Producción y Desarrollo Económico de la Municipalidad de Gualeguaychú, con financiamiento de Nación, unas 14 chicas y chicos que cambiaron de género, lograron capacitarse y algunos de ellos ya tuvieron su primera experiencia laboral.
La historia
Sienten la desdicha de haber nacido en un cuerpo equivocado. Cuando niños sufrieron el acoso escolar de sus compañeros por su condición y en su vida adulta, las opciones que le brinda la sociedad fueron pocas y algunos tuvieron que caer en la prostitución para poder sobrevivir. La prostitución conduce al alcoholismo, a las drogas, enfermedades venéreas y hasta el suicidio.
A partir del 2016, a través de la Dirección de Empleo y Capacitación Laboral, se generó el Club del Empleo Trans, en la que 14 chicas y chicos que cambiaron su género, se entrenaron en talleres laborales y algunas tuvieron la posibilidad de vivir su primer entrenamiento laboral en comercios locales.
Desde el punto de vista antropológico el término tercer género sirve para describir individuos que se consideran que no son hombres ni mujeres, al igual que la categoría social presente en aquellas sociedades que reconocen tres o más géneros.
El estado de no ser ni masculino ni femenino puede entenderse en relación al sexo, rol genérico, identidad de género u orientación sexual del individuo.
La vida siempre da oportunidades
Lorena Arrozogaray, directora de Producción y Desarrollo Económico la Municipalidad, comentó la experiencia obtenida tras dos años de funcionamiento del Club del Empleo Trans.
“Este fue un programa que se impulsó desde el Ministerio de Trabajo de la Nación, con fondos del Banco Mundial. Se seleccionaron cuatro municipios en todo el país y el nuestro fue uno de los elegidos, porque ya contábamos con un programa de capacitación y empleo para apuntar a la población trans de la ciudad”.
Tras llevar a cabo un relevamiento a través de los nueve centros de salud municipales, se decidió poner el enfoque y el esfuerzo en los jóvenes trans de 18 a 24 años, “para lograr un cambio en su proyecto ocupacional y dentro de las herramientas previstas, se creó el Club del Empelo Joven Trans, para evaluar las capacidades de los chicos, sus saberes, sus habilidades y enseñarles a adquirir hábitos laborales”, explicó Alrrozogaray.
En ese espacio a lo largo del año se dieron talleres y se construyó “la mirada de la realidad que les toca vivir”.
El taller fue dictado por docentes de la Universidad Autónoma de Entre Ríos, con el objetivo de brindarle más herramientas para enfrentar las exigencias del mercado laboral actual y que puedan alcanzar el objetivo de lograr un proyecto ocupacional individual o grupal.
Promotoras de política de empleo trans
María José Murillo y Sandra Hidalgo, son promotoras del Club de Empleo con perspectiva de género, fueron las encargadas de contactar a la comunidad trans de la ciudad e invitarlos a participar de los talleres.
“Nuestro trabajo consistió en recorrer los nueve centros de salud municipales, para informarnos de la población trans en cada barrio y convocarlos para los talleres del Club del Empleo, fue un trabajo de tres meses en la que también invitamos a las chicas vía redes sociales y hasta fuimos a la zona roja para tomar contacto, cualquier camino era bueno para tomar contactos con ellas”, explicó María José.
“Casi todos en la comunidad trans nos conocemos en la ciudad, y mi función fue la de contarle del programa a las chicas y todas se interesaron porque la mayoría estaba sin empleo, algunas querían salir de la noche y de la prostitución”, remarcó Sandra.
Para Rosario Cantti de 23 años, el programa le posibilitó poder hacer su primera experiencia laboral en el Centro Cultural de Costanera del Tiempo,
“Tengo una materia pendiente en mi vida que es la de terminar el secundario y quiero comenzar este año”, dice que entusiasmo.
“Cuando comencé en el taller aprendí mucho, pude escuchar la realidad de mis otras compañeras y aprendí a trabajar en equipo”, remarcó.
Martín Zeiguel coordinador de Empleo en la repartición municipal, cuyo trabajo fue el de mantener contacto permanente con los integrantes del Club, observó que “a lo largo de los años hemos avanzado mucho en materia legislativa, pero socialmente estamos un paso más atrás en cuanto a la inclusión de las chicas trans en el mercado laboral y en otros aspectos de la sociedad”.
Aún la discriminación se siente a diario, desde miradas y risas cuando “caminamos por la calle, tenemos que soportar que nos digan grosería, pero si vemos que la situación mejoró un poco, años atrás era peor que ahora”, dijo Sandra que no pierde las esperanza de que la comunidad les dé una oportunidad para demostrar sus cualidades, y ser parte de la construcción ciudadana para que Gualeguaychú sea una ciudad cada vez más inclusiva.
(fuente: el argentino)
