[box title=»Por Jorge Bonvín – Nota 3″ type=»whitestroke» pb_margin_bottom=»no» width=»1/1″ el_position=»first last»]
Cuando la FIFA realiza la reunión en Berlín el 13 de agosto de 1936, en plenos Juegos Olímpicos, se produce un grave problema que casi termina con un sisma entre América y Europa. Argentina presenta su candidatura porque se entendía que el mundial debía jugarse alternativamente entre ambos continentes y por lo tanto debía corresponder en esta oportunidad a América. Además Jules Rimet en una visita a nuestro país se lo insinuó a los dirigentes. En esa elección los miembros de FIFA se inclinaron mayoritariamente por Francia que había presentado su candidatura junto a Alemania, argumentando el número de estadios que tenía y por cuestiones de transporte. No era fácil en ese momento viajar entre Europa y América y los europeos querían que el viaje lo hiciéramos nosotros. Ellos los habían realizado, pero cuando pensaban que aquí había mucho oro.
Ante esa resolución los países de América renunciaron a la fase clasificatoria. Uruguay decidió no asistir porque seguía molesta por el peso que tenía Europa en la FIFA y la ausencia mayoritaria de equipos en su mundial. México y Colombia también decidieron no concurrir. AFA quería participar si no jugaban eliminatorias, cosa que FIFA podría haber aceptado, pero los clubes de primera división presionaron a AFA porque no querían ceder a sus jugadores, así que Argentina por primera vez no participaba de un torneo mundial. El único de América que concurrió fue Brasil porque les interesaba organizar el torneo de 1942, lo que le valió el repudio de todos los países de este continente.
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Les fue muy complicado a FIFA jugar la eliminatoria, ya que había muchos problemas políticos. Por ejemplo Suiza que debía ir a Portugal, no quería viajar a Lisboa para no atravesar una Europa muy complicada, así que se definió con un partido en Milan que ganaron los suizos. Representaban a Africa y Asia Occidental, Palestina y Egipto que debieron eliminarse con equipos europeos. Palestina jugó y perdió con Grecia y Egipto fue eliminado por no querer jugar con Rumania en Romadán.
También jugo por primera vez Cuba que no tuvo clasificación por retiro de Costa Rica y Guyana Neerlandesas.
Los más trágico de este torneo y que presagiaba los negros nubarrones que se acercaban sobre Europa, es que Austria que había clasificado, no pudo concurrir porque un poco antes de iniciarse el mundial, Alemania anexo este país.
Así que el torneo quedó constituido en 4 zonas: Zona A: Alemania, Bélgica, Brasil y Cuba; Zona B: Checoslovaquia, Francia, Hungría e Indias Orientales Neerlandesas; Zona C: Italia, Noruega, Países Bajos y Polonia y la zona D: Rumania, Suecia y Suiza.
Este torneo se jugó con balones “Allen”, que era por supuesto una pelota que se cerraba con un cordón, que ante cada cabezazo dejaba en los jugadores la marca. Allen fue la primera empresa que se ocupó de fabricar pelotas exclusivamente para los mundiales.
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La serie inicial se jugó como el anterior, un partido eliminatorio, forma en que se clasificaron los equipos para los octavos. En los octavos un partido notable fue Alemania – Suiza. Alemania era una potencia, porque no solo había invadido Austria sino que habían llevado 9 jugadores de esta selección. Sin embargo el primer partido terminó 1 a 1 luego del tiempo suplementario. Jugaron tres días después y el técnico suizo sorprendió con una novedad técnica, puso un tercer defensor por detrás de los últimos dos, en un sistema llamado “cerrojo” y los suizos ganaron 4 a 2.
Los otros resultados fueron Francia 3 – Bélgica 1; Hungría venció a Indias Orientales Neerlandesas por 6 a 0; Italia derrotó angustiosamente a Noruega en suplementario; Checoslovaquia venció a los Países Bajos en tiempo suplementario, también, por 3 a 0. Finalmente Brasil le ganó a Polonia por 6 a 5. En este partido Leónidas da Silva, el “diamante negro” hizo dos goles para Brasil, uno de ellos descalzo porque le estaban arreglando el botín.
[/box] [divider type=»standard» text=»Go to top» width=»1/1″ el_position=»first last»] [box title=»Cuartos de final» type=»coloured» pb_margin_bottom=»no» width=»1/2″ el_position=»first»]
El primer encuentro fue de una tensión enorme por los problemas entre Italia y Francia. Los italianos jugaron con la camiseta negra, símbolo del fascismo e hicieron el saludo romano cuando se cantó el himno. No obstante el ambiente hostil, ganaron 3 a 1 y convirtieron a Francia en el primer país organizador en no ser campeón del Mundo.
Hungría derrotó a Suiza 2 a 0, Suecia venció a Cuba por 8 a 0 y en lo que se consideró la “batalla de Bourdeos” Checoslovaquia y Brasil empataron en un partido violento 1 a 1. En el siguiente partido Brasil lo derrotó por 2 a 1.
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La primera semifinal la jugaron en Marsella, Italia y Brasil. Los brasileños inexplicablemente dejaron a tres de sus figuras en el banco y además se conoció que ya tenían los pasajes en avión para viajar a París, lugar de la final. El partido fue ganado por Italia por 2 a 1, pero igualmente los brasileños se negaron a venderles los pasajes en avión y los italianos se fueron en tren a París.
La segunda semifinal se jugó en Parque de los Príncipes y los suecos se adelantaron ganando 1 a 0, pero el muy buen fútbol húngaro llevó a su país a la final, finalizando el partido 5 a 1.
[/box] [divider type=»standard» text=»Go to top» width=»1/1″ el_position=»first last»] [vc_column_text title=»Final» pb_margin_bottom=»no» pb_border_bottom=»no» width=»1/1″ el_position=»first last»]
El partido final entre Italia y Hungría se jugó el 19 de junio de 1938. Deberían pasar muchos años y muchas muertes para que se vuelva a tener un mundial. El triunfo final fue de Italia en un gran partido y el público francés, pese a la hostilidad con Italia, reconoció la hidalguía italiana en el torneo. El presidente francés Albert Lebrun, entregó la copa al capital italiano, el recordado Giuseppe Meazza.
Ya había ocurrido en los Juegos Olímpicos de Berlín dos años antes y volvía a ocurrir en este torneo, ambos aprovechados para realizar propaganda política a esa ola incontenible que se cernía sobre Europa, el fascismo. El ya dictador de Italia, Benito Mussolini le envió al técnico italiano, antes del partido, un mensaje muy motivador, decía: “Vencer o morir”.-
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