Por Rodolfo Oscar Negri –
Se dice que algo «no es moco de pavo» cuando se desea enfatizar que se está tratando un tema importante o trascendente. No subestimar una cuestión, aunque parezca fácil a primera vista. Así, cuando queremos ponderar la importancia de un asunto cualquiera, con frecuencia nos valemos de una comparación negativa y destacamos que eso «no es moco de pavo».
El diccionario define moco de pavo como «apéndice carnoso eréctil que el pavo tiene sobre el pico». Pero el dicho del título proviene de una metáfora que se utilizaba cuando -hace muchos años atrás- se usaba reloj con cadena. Ésta asomaba sobre la ropa del que lo llevaba, dejando a la vista una cadena. Esto era como una provocación para los ladrones, quienes aprovechaban las aglomeraciones para desprender el reloj y dejar la cadena que lo sujetaba. Los ladrones decían que el «pavo» era la víctima y el «moco» -aludiendo a la carne que cuelga del pico del animal- era la cadena que sostenía al reloj que iba dentro de un bolsillo. Robar el mismo parecía fácil, pero no lo era. La frase se hizo metáfora.
Normalmente las cadenas que sostenían los relojes eran muchas veces de escaso valor (por la misma razón de que estaban expuestas), de modo que se quedaban colgando como cuelga el moco del ave; no así el reloj, que era lo valioso.
De allí el origen de la popular frase.
Hoy, se usan relojes de pulsera, la expresión ha perdido toda conexión con su origen. Pero basta escuchar que algo «no es moco de pavo» para que en seguida todos entendamos que no nos referimos a ninguna cosa sin importancia, es decir que no hablamos de ninguna pavada.
Nota publicada por revista La Ciudad el 7/12/2017