Primeros zapatos de tacos
Era sábado, mediados de septiembre. Ya en el aire se notaba la llegada de la primavera con sus aromas a jazmines en casi todas las veredas. No sólo la naturaleza se iba despertando en sus flores y hojas, también en ella, adolescente, todo era ebullición. Ese día en particular su expectativa era enorme. Esa noche iría a su primer asalto, organizado por sus compañeros de curso en la casa de uno de ellos. Para tan importante programa, le iban a comprar sus primeros zapatos de taco alto.
Se levantó temprano. No podía contener su ansiedad. Con su mamá salieron presurosas rumbo a la zapatería. ¡Sus primeros zapatos altos! Con taco «chupete», los únicos permitidos. La vendedora le mostraba muchos pares, blancos, color galletita, con moños, hebillas, con tacos muy altos, pero estos últimos no estaban permitidos porque ella era muy pequeña aún. De pronto, escondidos entre tantas cajas vio unos color tiza, sin talón, y con taco chupete. Se los probó. Le quedaron perfectos y su mamá aprobó su elección. ¡Ya los tenía! ¡Ya era una señorita!
La tarde se le hizo eterna. No pasaban nunca las horas. Se preparó desde temprano con su vestido nuevo, de corderoy color bordó. Con toda ilusión y un poco de miedo marchó al encuentro de su gran noche. Estaban todos sus compañeros, muy nerviosos y expectantes ante la nueva experiencia. Se veían distintos, sin los guardapolvos blancos y vestidos como señoritas y hombrecitos.
Detrás de todo el grupo apareció una cara nunca vista hasta ese momento. Un muchacho morocho, de traje gris, con su cabello ondulado y pestañas muy largas. ¡Le encantó! No podía sacarle los ojos de encima. Tal vez por eso, o porque también ella lo había atraído, cuando comenzó el baile él la invitó a bailar. No sabía cómo dominar sus nuevos tacos. Parecía que se derrumbaba con cada giro de su compañero, que bailaba como los dioses. Los nervios de estar en brazos del elegido aumentaban su inestabilidad. No supo cómo, pero en una de esas vueltas uno de los tacos chupete se quebró, y quedó tendida en el suelo mientras sus compañeros se reían y festejaban su caída. Sólo él, el elegido, la ayudó a levantarse, la consoló y recogió su zapato.
Pasaron otros zapatos, sandalias, botas, tacos bajos, altos, negros, blancos, rojos, azules, pero esos zapatos de color tiza y con tacos chupete que aún conserva, son el símbolo de una ilusión que perduró en el tiempo y en su recuerdo.
Mabel Salvini
MABEL SALVINI nació en Concepción del Uruguay. Es profesora de Enseñanza Especial, jubilada. En busca de nuevos descubrimientos, ha incursionado en diversas ramas artísticas. Nos dice Mabel que en el espacio cultural ALQUIMISTAS 222, particularmente en el taller de lectura y escritura creativa, se reencontró con el gusto por la literatura y con el deseo de escribir; ambas actividades, afirma, son para ella muy placenteras.
Florencia Bedogni. Dibujo a lápiz sobre papel.
FLORENCIA JOSEFINA BEDOGNI. Nació el 4 de noviembre de 1970 en Concepción del Uruguay, donde actualmente reside. Estudió en el Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza.
(Primeros zapatos de tacos, autora: Mabel Salvini – ALQUIMISTAS 222 – Ficciones y arte en días de pandemia, selección de Margarita Presas)

