*Por la Prof. Marina Isabel Pagani –
El mundo contemporáneo nunca se ha enfrentado a una Pandemia como la causada por el coronavirus. Ya no hay tiempo para debates políticos banales, estériles y autoritarios. Sólo las propuestas dirigidas a la búsqueda del bien del prójimo serán la tabla de salvación de la sociedad de la que formamos parte. El Covid-19 y su devastación global nos interpela como países, como sociedades y como no podía ser menos, como docentes y como escuelas. Un virus que nos separó de nuestras familias, de nuestras ocupaciones laborales y de nuestros alumnos y que nos alejó como sociedades ricas o pobres, sociedades en el hemisferio norte o en el hemisferio sur, sociedades de todos los niveles educativos, sociedades de políticos de izquierda, de derecha, del centro o de lo que elijan ser, sociedades que mostraron lo mejor y lo peor de cada una, sociedades solidarias y otras no tanto, sociedades en verano o en invierno, en las provincias del norte, en el centro o en el sur argentino.
El virus lentamente se fue abriendo paso, sin pedir permiso, destruyendo, complicando, masificando y democratizando. El covid-19 por lo tanto, determina el nacimiento de un nuevo paradigma en el mundo global, en los países occidentales y en los orientales y por lo tanto un nuevo paradigma de conocimiento a estudiar por esos espacios tan reducidos que tienen las escuelas. El objeto de nuestros desvelos como enseñantes y aprendices de cada día es el Covid-19 y cómo modificó nuestro ecosistema escolar.
Transcurrió el año 2020, época de pandemia. Llegamos a marzo 2021, seguimos en pandemia, con protocolos, con distanciamiento social, tapaboca o barbijos, máscaras y las normas de higiene que ya todos escuchamos una y mil veces.
¿Cómo seguimos en la escuela secundaria? Digo seguimos, porque en general, las escuelas siempre estuvieron presentes en las pantallas de un teléfono, de la CPU, de la notbook o a través de cuadernillos, organizado por el CGE, por los directivos, los docentes y el personal de las escuelas.
Las preguntas y respuestas anticipadas que se hacen y debaten hoy las familias, los políticos, los docentes y todo el que se considere con derecho a opinar, es que las clases deben empezar presenciales y las clases comenzaron con una bimodalidad híbrida ( presencial-virtual) a partir de marzo de 2021.
¿Por qué tienen que ser presenciales las clases? Depende quién da la respuesta; opinan los especialistas más variados y casi todos coinciden en que los niños y adolescentes necesitan la presencia del “otro”, del “prójimo” o “próximo”, llámese docente, compañero o amigo. Los niños, jóvenes y adultos deben socializar para evitar “la otra pandemia de la soledad”.
¿Para qué tienen que estar los adolescentes en la escuela? Una respuesta lógica sería: para aprender a construir y deconstruir conocimientos impartidos por sus propios docentes, para socializar con sus pares, para jugar, para aprender jugando, para interactuar con el otro.
¿Quiere decir entonces que en el año 2021 no hubo clases?¿El adolescente no aprendió y no deconstruyó conocimientos?¿No socializó?¿No estuvo acompañado por el docente?
Si realizamos un fino análisis, deberíamos hacerlo escuela por escuela, ciudad por ciudad y provincia por provincia. Pero si generalizamos, podemos afirmar que los adolescentes sí tuvieron clases y sí estuvieron con sus docentes a través de la pantalla, algunos más y otros menos pero no pudieron socializar con sus pares, sencilla y trágicamente porque estamos transitando una pandemia provocada por un virus (Significado de virus según Journal List Elsevier Public Health Emergency Collection PMC7144102): ”Contienen proteínas y ácidos nucleicos, transportando la información genética para su propia replicación, para lo que utiliza la maquinaria celular. Cada virus posee una única especie de ácido nucleico (ADN o ARN).” La palabra proviene del latín virus, que hace referencia al veneno, o alguna sustancia nociva, y fue usada por primera vez en inglés el año 1392. Virulento, del latín virulentus (venenoso), data de 1400.
Por todo lo expresado en su significado, sabemos que el coronavirus es un virus que produce una enfermedad que puede llegar a ser grave dependiendo el cuerpo en que se aloje. No vamos a abundar en detalles sobre el Covid-19 y su efecto en las personas jóvenes o adultos, (lo escuchamos y vemos a diario en todos los medios de comunicación desde hace prácticamente un año), ya que el propósito de este escrito es pensar cómo empezamos el Ciclo Escolar 2021 y los protocolos a utilizar para evitar contagios masivos en las escuelas. Para ello, debemos deconstruir y aprender algunos conceptos trabajados en el 2020 sobre nuevas formas de aprender en modalidad virtual sincrónica y asincrónica y en bimodalidad o híbrida.
Queda claro que los docentes durante el 2020 dieron clases en las distintas escuelas secundarias, unos más y otros menos pero la presencia del docente estuvo a través de la voz o de la mirada hacia los adolescentes con dispositivos electrónicos con cámara encendida o con cámara apagada, sentado a la silla en una mesa o recostado en un sillón o una cama, escuchando o haciendo como que estaba. Con realidades o con excusas relacionadas a, “me quedé sin internet profe”, o, “ se me apagó la cámara”, o, “ no tengo sonido”, o, el teléfono lo comparto con mi hermana, madre, padre, etc. etc. O, en algunos casos, la presencia en soporte papel a través de cuadernillos preparados por las autoridades escolares o provinciales.
Seguimos avanzando en este recorrido escolar 2021 con el debate de la presencialidad y/o virtualidad en la escuela. Creo que no es una cuestión de debatir que es mejor o peor ( presencialidad versus virtualidad) sino de tener claro que la pandemia continúa a nivel mundial, que el virus es agresivo y muy contagiosos, que todavía no hay vacuna para todos, que hay docentes adultos grandes y jóvenes con factores de riesgo, que hay estudiantes y docentes muy jóvenes con patologías de riesgo y que hay escuelas con aulas muy pequeñas Esto significa que no podemos estar todos juntos en un aula, deberemos abordar estrategias que ya nos dieron resultados durante 2020 y otras novedosas tales como el distanciamiento de mesas y sillas y distancia prudente según protocolo con el docente. La virtualidad fue uno de los aprendizajes más extraordinarios para la escuela porque ya no podemos desandar el camino, las experiencias virtuales aprendidas serán capitalizadas en los tiempos venideros. Estamos educando para el hoy con lo que tenemos y pensando con visión prospectiva para la educación del futuro.
Los docentes aprendimos, los alumnos aprendieron en forma sincrónica (con el docente en la hora de la clase por zoom o meet) y/o asincrónica ( el docente le deja actividades en la plataforma , por correo o por grupos de wattssap) y el alumno lo resuelve con otros tiempos flexibles. La flexibilidad llegó para quedarse, esto no significa no dictar clases, o no estudiar o no aprender. Significa nada más ni nada menos que adaptarse a otros tiempos donde nadie es responsable ni culpable. El virus nos maneja la vida, los tiempos y los espacios y nos marca el rumbo. Aprovechemos el saldo positivo que nos dejó el 2021 y capitalicemos este aprendizaje en enseñanza positiva.
Hasta aquí una rápida mirada para empezar a profundizar. Leyendo a la Dra. Mizuko Ito, autora de la Teoría del Conectivismo, nos dice que” Las interconexiones entre lo que pasa dentro y fuera de la escuela son la clave para mantener a los alumnos motivados“. Esta teoría del aprendizaje conectivo sostiene que la educación no es un proceso lineal. Es un conjunto de interconexiones que construyen la estructura cognitiva en la que los estudiantes se apoyan para absorber y entender información nueva.” Aferrarnos a nuestras pasiones como enseñantes y maestros es la mejor decisión que podemos tomar y buscar las mejores estrategias digitales nos lleva a enfrentarnos a un mundo actual diferente.
El aprendizaje no tiene porqué seguir siendo mecánico y sistematizado. Tenemos la maravillosa capacidad de crear asociaciones y guardar en nuestro cerebro grandes cantidades de información. Para ello es necesaria una vivencia educacional y emocional que permita a los estudiantes adentrarse en aquello que se quiere que aprendan.
Una nueva forma de mirar la enseñanza, nuevos paradigmas, el aprendizaje conectivo como nuevo camino a través del proceso educativo a distancia virtual, sincrónica y asincrónica, que se realiza en cualquier momento, lugar, contexto y a través de dispositivos diversos, en un éxodo digital sin precedentes en la comunidad mundial de niños, adolescentes y adultos. Una diferencia significativa y clara entre el aprendizaje sincrónico y asincrónico es la mensajería instantánea y los comentarios inmediatos. Con el aprendizaje sincrónico se tiene mensajería instantánea y comentarios inmediatos de compañeros o docente. El aprendizaje asincrónico no incluye eso. Si el alumno tiene problemas para responder las preguntas, no le puede preguntar directamente al profesor. Por otro lado, el alumno con el aprendizaje asincrónico puede ir a su ritmo de aprendizaje, cuestión ésta no menor.
En síntesis, en cuanto a la presencialidad con los adolescentes, organicemos estrategias relacionadas a clases presenciales por grupos (la mitad) durante una semana, a la siguiente semana con el otro grupo y a la tercera semana, el docente realizará una sistematización de la información ( contenidos) y pre evaluación de los mismos en modalidad virtual sincrónica y asincrónica. Se deberán adecuar los tiempos horarios. No siempre cantidad horaria es sinónimo de calidad en enseñanza y aprendizaje. Finalmente, y no menos importante es que se deberá aplicar la rápida vacunación a todo el colectivo docente por todo lo que significa el contagio con el virus y otro punto importante será la ruta que siga la pandemia y cómo se dispersará el virus desde el 2021 en adelante en el Mundo, en América y en Argentina.
Fuente:https://observatorio.tec.mx/edu-news/aprendizaje-conectivo-mizuko ito
https://es.search.yahoo.com/search?fr=mcafee&type=E210ES91215G0&p=teoria+del+aprendizaje+conectivo
*(Docente investigadora de la Universidad de Concepción del Uruguay) .Doctoranda en Ciencias de la Salud. Diplomada en Neurociencias. Especialista en Relaciones Internacionales. Esp. en Políticas Socioeducativas. Esp. en Educ. Superior. y TIC.
