Por Alfredo Guillermo Bevacqua –
“El Depro” – Defensores de Pronunciamiento- repitió lo que había lograo ya en una anterior participación en la Copa Argentina, cuando hiciera de local en nuestro Estadio Núñez (¡está quedando hermoso!) ante Talleres de Córdoba: desde la humildad de pequeño pueblo provinciano, consiguió enamorar a todos. En aquel 3 de febrero de 2016, cayó 1 a 0 ante los cordobeses en los que se alistaban Mauricio Caranta, Juan Cruz Komar, Emanuel Reynoso y Nazareno Solís.
El Estadio Núñez, por mas que sus luces fueran amarillas, mortecinas, vivió una de sus grandes noches: había unas 3.000 personas, seguramente en Pronunciamiento no había quedado nadie de sus 1.500 habitantes; el resto era de uruguayenses y de los pueblos vecinos mas tres centenares de cordobeses ubicados en la tribuna norte. Perdió 1 a 0, pero el aplauso fue unánime; su papel había sido dignísimo.
También lo fue el miércoles 10, en el coqueto y desnudo Florencio Sola, de Banfield. Esta vez la derrota fue por 4 a 0, pero ante River, el que hoy es considerado el mejor equipo de América, ganador de las tres últimas ediciones de la Copa Argentina y de la Copa Libertadores de América en 2015 y 2018.
Resulta lógico imaginar que si esta pandemia no hubiera trastornado la vida en el mundo, todo Pronunciamiento habría ocupado el cemento blanquiverde del “Taladro”. Y seguramente también muchos del interior departamental. Y a pesar del 0-4, el aplauso se habría repetido, porque que son cuatro goles de diferencia ante un gigante del fútbol mundial , segundo tan solo de Boca…
Esta pandemia hizo entonces que otra vez el Depro nos hiciera cómplice de su aventura a través de la televisión; que fueran protagonistas quienes son, prácticamente, nuestros copoblanos; muchos de ellos tuvieron que pedir permiso en su trabajo para vivir la noche mas inigualable de su vida: jugar oficialmente ante River y ser exclusivas estrellas en una pantalla que se encendió en las 67 ciudades entrerrianas y las doscientas y pico comunas y pueblos de Entre Ríos; y es indudable que también se han metido, al menos en una casa de cada una de las dos mil ciudades argentina y aún en aquellas mas lejanas como Usuhaia y La Quiaca, aunque obviamente, el motivo lo constituyeran esos cruzados por una banda roja.
Fueron protagonistas de la noche. Aún en la derrota. Y el periodismo deportivo capitalino abandonó su chatura habitual, para mostrar que la humildad y la sencillez, también pueden ser una nota atractiva; que el fútbol tiene un costado humano, que ni siquiera suena a insulto el grito dirigido a los árbitros de “no tienen necesidad de robarnos así”, y trasmitir aquellas voces que la soledad de las tribunas amplifica, como las que se escuchara en un corner para River, preguntando insolente “¡¿Quién marca al Pelado?!” (por Pinola), o reclamándole a Delfino, “por el arquero de ellos”, como desconociendo que era nada menos que al arquero de la selección argentina; en definitiva, esas voces, preñadas de nervioso fervor y entusiasmo, decían simplmente, que eran “once contra once”, que eran tan futbolistas como ellos y que sólo genocidas de sueños, podían negarles el gol que desde ayer será centro de todas sus historias…
