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ROBERTO NAVARRO: RETAZOS DE INFANCIA

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roberto navarro el anartista jul 2017Por  Gabriela Stoppelman     –

PALABRAS OBLIGADAS DE LA AUTORA: La revista Noticias cita al Anartista en una de esa notas típicas » la vida secreta de Navarro», o «la vida desconocida de tal o cual». Entre una serie de recortes de distintos medios y fuentes, donde aparecen supuestas «vetas oscuras» de Roberto»,(mezcla de dificultades para dejar el cigarrillo y amarillismos que rozan muy adentro de su vida personal) figura un fragmento de la entrevista que una vez le hicimos. 
Dice: «Su pasión por la pluma no desapareció: según le contó a la revista web “El Anartista”, sigue escribiendo cuentos y poemas regularmente, aunque todavía no se decide a publicarlos. En esa entrevista -de las pocas que dio- Navarro revela que también le hubiera gustado ser actor. “¡Admiro tanto esa profesión! Voy todas las semanas al teatro”.
Entre esta lista de supuestos datos «neutros» y oscuros, la afición a la narrativa y a la poesía se muestra casi como uno de los deméritos que se le achacan a Navarro. Qué pobre e ignorante se ha vuelto gran parte de nuestro periodismo, al punto de expresar públicamente aquello de lo que no se ha enterado, a pesar de ser noticia muy vieja. Por ejemplo, del modo en que- desde hace más de 80 años- lo poético y varios de sus parientes enriquecen, potencian y multiplican los sentidos de tantas investigaciones periodísticas. Por no hablar de la manera en que, veladamente, estos informadores » serios» suscriben al apolillado concepto que vincula narratividad y poesía con la falso y a la supuesta prosa desabrida, «objetiva» y concisa con la mentira. En vez de dejarles el link de la revista ya mencionada, les dejo  la hermosa nota que hicimos con Navarro.. Ladran, Sancho!

Zancadillas al tiempo en su prepotencia cronológica.

Celadas tendidas al espacio, lazos que asfixian el tedio de las cifras y las medidas.

La niñez no perdona a nadie. A rebanadas, irrumpe en el medio de la edad  y se sirve, en tu propio plato, porciones de ausencias e incertezas.

Y nadie puede detener la embestida. Ante estos advenimientos niños, ¿qué les queda por hacer a las magras reservas de nuestras consistencias?

Desenraizados, devenimos frágiles y, a la vez, potentes.

Es entonces cuando -si se atreven- entran en juego las palabras. Distantes y sedientas, ellas bucean en busca de una sintaxis.

Así: desasidas de los transcursos y de las economías.

Así: huérfanas tras nuevas filiaciones.

Así, enredadas en la columna de una frase y en el encuentro de un tono, las infancias refundan el lenguaje.

Justo ahí, en la encrucijada: donde en el nombre del niño que fuimos le hablamos a nuestro niño futuro; justito ahí, pudimos conversar con Roberto Navarro.

FRAGMENTOS HUÉRFANOS BUSCAN A SU NIÑO

El otro domingo comentaste: “Mi viejo decía que hasta el agua te van a cobrar”. ¿Cómo operan esos recortes de memoria de infancia en tu trabajo?

 Son experiencias que uno lleva a todos lados. No creo que pueda dividir cuando estudio, cuando trabajo o cuando como un asado con mis amigos. Mi historia la llevo adentro.  Ahora, como uno es un periodista y se da cuenta de que eso sirve para trabajar, lo usa. Además, mi viejo murió  hace seis, siete años.  Cuando murió mi madre, el año pasado, me trajo bastante la memoria de mi padre. Aunque tenga 56 años, sigo sintiendo que me quedé huérfano. Uno es un huérfano. Yo hablo mucho de mis padres. Estoy en una etapa de mi vida donde cobró mucha importancia su presencia. Yo empecé haciendo economía. Empecé grande a estudiar… Y, de política, bueno, la vida me llevó a hablar de política. Mis orígenes están ligados a lo que digo en política. En la esquina de la casa en que nací, había una villa, “La paloma”, en el Talar de Pacheco. Yo me crié ahí, jugué a la pelota con los chicos de la villa. Mi viejo era un operario de la fábrica Alpargatas, era delegado, peronista.  Todo eso lo tengo ligado, lo llevo a todos lados.

¿No te sentís un poco huérfano en la tele, en la soledad de ser el único periodista de la oposición en pantalla?

Sí, claro, porque es una carga muy grande. Igual, es un error dejar a una o dos personas solas para defender una mirada que, aparentemente, representa a la mitad de la población. Eso hace que se concentre toda la tensión en quienes quedamos. Pero hay una situación de soledad. Por ejemplo, en el lugar donde yo trabajo, en el programa anterior, hay un periodista que dice “ruta del dinero K”, una frase que se inventó para generar una demonización. Eso se dice ahí, donde yo tengo que sentarme durante los siguientes cinco minutos. Imaginate, cómo no sentirse solo.

EL CAZADOR DE RETAZOS

O sea que vos sos un poco un cazador de retazos de lenguaje. Lo que escuchás al entrar, lo que te queda de tu padre…

Cuando converso con cualquier persona o miro una película, me digo: “Mirá lo que dijo” y lo anoto; o algo que escucho en la calle, a veces lo grabo con el celular…

 Un cazador de retazos.

Por suerte ahora volvió Cristina. Entonces, se busca gente que piense parecido y que ande caminando por la calle. Creo que la gente sufrió cierta orfandad de Cristina durante estos meses. Fundamentalmente, por la agresividad de las medidas del nuevo gobierno. Se sienten agredidos y no la tienen a ella, que tiene ese rol un poco de “madre”, que aconseja… Pero, bueno, ya volvió.

A vos, este lugar, ¿te da poder como potencia o te resulta una carga de responsabilidad?

 No, por momentos. Mirá, ¡yo disfruto tanto de mi trabajo! Cada vez más… Y hay momentos donde va todo en contra, porque no tener apoyo político de nadie te hace sentir mal. Pero después, cuando te enterás que te vio mucha gente, o hubo 214.000 twits en una hora, te gusta.

 Vos tenés muchos modos de violar la pantalla. Esta segunda persona que usás, “que no te tomen por boludo”. O cuando escribís: “Usted está en un país donde los medios hegemónicos son opositores”, “Usted ve…” etc. Usás todo el tiempo un narrador en segunda, ¿sos consciente de esto?

 No, yo fui a estudiar periodismo en TEA, como mucha gente. Y, después, cada uno encuentra su propia cadencia, su propia voz, igual que los escritores. Supongo que eso sale, se moldea y la recepción del público ayuda. Yo miro los videos de hace 15 años y cambio, reflexiono a partir de lo que veo. Aparecí por primera vez en la tele en un programa que se llamaba P y E. Y, un día, un productor, Claudio Martínez, que era el gerente de América TV me llamó y me dijo: “Quiero que vengas por tu verborragia”, qué sé yo… Eso se ve que ya estaba en mí. Respecto de cómo hablo, mirá, yo no podría hablar así si no hubiera sentido que ya entré a la casa del televidente.

Ahí, ya no sos huérfano.

 ¡No, claro! La gente que te abraza te saca bastante de la orfandad. En algún momento, quizá cuando empecé a hablar de “lo que te cobraban en el súper”, en alguno de esos momentos yo pasé a la sala de la gente. Vos fijate que hay periodistas que siguen poniéndose nerviosos en la cámara o se fijan en el twitter a ver si gustó o no lo que dijeron… Y lo cambian. Y vos en tu casa no decís lo que la gente quiere oír.

  “DOCTOR”, ACTOR, POETA: ARTE POR PARTE

Esta puesta en escena que desplegás en el estudio, ¿es espontánea o elaborada?

 Hubo una época en la que empecé a levantar la voz y hasta yo mismo me sorprendí. Ayer me enojé y tenía la voz muy baja.

 Claro, ahora parecés el hermano de Navarro …

 Debe haber una veta… Yo voy una vez por semana al teatro. Y, muchas de las veces cuando termina la obra, me digo: “cómo me gustaría ser actor”. ¡Los admiro tanto a los actores! Ahora, no fue un plan… Cuando yo empecé a enojarme  por ciertas cosas fue espontáneo, pero vi que a la gente le gustó. Pero, no sé dónde empieza y dónde termina. Acá, por ejemplo, en mi oficina, a veces me reúno con los chicos y empiezo a hablar más fuerte, con más ademanes y me dicen: “Pará, pará, estás en la oficina”. Ya entré en esa cadencia, porque hay una pasión en todo el país. Y eso hace que yo esté hablando así, con ese énfasis. Y ya no lo pienso más, se ve que es mi forma de expresión… Yo hablaba mucho cuando era muy chico. A los 13, era delegado del colegio; a los 15, era delegado de básquet en la Sociedad de Fomento, donde había gente de 25. Siempre hablé mucho. Seguí el colegio industrial y no entendía nada. Hablaba, hablaba, hablaba. El “doctor,” me decían. Me gustaban la literatura y la poesía.

¿Nunca pensaste en los recursos de ficción para lo que vos escribís?

 A mí me gustaría tener otras vidas para ser actor y escritor. Yo tenía una Pyme hasta los 35 años. La vendí. Entonces me dije: “Bueno, sigo letras o periodismo”. Y seguí periodismo. De vez en cuando, escribo una pavadita…

¿Cuentos, poemas?

 Cuentos y poemas, sí. Pero voy a necesitar mucho tiempo para sacarme el pudor y la vergüenza para publicar. Y alguna vez he cruzado eso que escribo de ficción en mis editoriales. Igual, no digo nada.

  ROBERTO SHAKESPEARE. BORGES.AR

¿Y el modo de conversar de tus distintas voces? Usás un narrador y una cita. Alternás narrador con cita. Y eso a nosotros nos recordaba el diálogo que tenés con los zócalos, en la tele…

 Ah… Yo no lo había encadenado. Simplemente, cuando escribo, quiero que esté elprotagonista. A mí me gusta dar la voz. Yo di tantas discusiones con mi maestro, Alfredo Zaiat, que me decía: “Dale, Shakespeare, terminá la nota de una vez y dejá de escribir”. ¡Claro, con los puntos, las comas! Y yo: “Borges me marcó la puntuación”.

¿Pero te interesa, en particular, la sintaxis?

 Sí, sí. No es que sepa mucho.

¿No creés que vienen por nuestra gramática?

 ¡Vienen por todo! Parecen los españoles cuando destruían las cosas de los incas. Quieren destruir todo vestigio. ¡Tampoco los sobreestimen! Ellos tienen ciertas cosas que saben que deben romper. Algunos íconos, por ejemplo, por eso el tipo bailó en el balcón para desmitificarlo. Cuando empezaron, tenían cierta organización. Ahora, los lleva el viento.

 Rudy, por ejemplo, decía: Los tomates ahora se sinceran, no aumentan. En este sentido lo decíamos.

 Mirá, lo de sinceramiento lo escuchás en Ecuador, en Bolivia. Esa es una bajada que implicaría: todo lo que pasó en estos años fue mentira. Esas vacaciones que te tomaste, ese autito que te compraste, todo eso fue mentira. Pero la única mentira se arma cuando vos pediste prestado y vivís de prestado con deudas. En este caso fue al revés porque, en estos últimos años, algunos países como el nuestro se desendeudaron. Hay cierta parte del lenguaje que baja desde muy arriba, desde el norte, que supera a estos muchachos… ¡Yo no los respeto nada! Aunque en algún lugar obtienen resultados.

 TAN LEJOS, TAN CERCA

¿No habrá cierto pudor en los periodistas con los recursos literarios?

 Bueno, los periodistas tenemos distintos estilos. La verdad que hay pocos economistas que hablen como yo. Me acuerdo cuando Mercedes Sosa se estaba por morir, dijo que se estaba muriendo y no había logrado llegar al pueblo. Yo la amaba. Y siempre pensaba: cómo se hace para que te salude el muchacho que está levantando la basura, el trapito, ¿cómo se llega a ellos? Pienso en cómo llegar ellos.

 Y hablando de llegadas, ¿cómo hacés para llevar la frialdad de la economía a las personas? ¿Cómo hacer para que las cifras conmuevan?

 No es que la gente entienda todo. Pero en vez de decir “la fuga de divisas”, o palabras como “PBI”, uno puede hablar con un lenguaje cotidiano. Decir “no te alcanza para el alquiler”, o explicar que antes le podías dar al chico para un alfajor y ahora te lo gastás en el alquiler, en el súper o en cualquier otra cosa. Al fin y al cabo, la economía es eso. Yo digo: si en  un país donde se produce alimento para 450 millones de personas, no le podemos dar de comer a 40 millones, bueno, hay un mal economista. Y eso lo entiende la gente. Si vos hablás como hablás en tu casa, te van a entender. Vos fíjate: la mayoría de los periodistas no dicen eso. Si vos pensás lo que van a pensar todos, te paralizás.

 Pareciera que vos reaccionás paradojalmente a la censura. Mientras más te censuran, más gritás.

 Ayer me pasó. Me dijeron que estaban cortando la señal de Cablevisión en todos lados, no se te escucha. Sigo y me lo vuelven a decir. Y ahí me enojé. Yo creo que la censura termina enojándome. Y entonces dejo salir lo que siento. El otro día tenía los ojos brillosos por el informe de los comedores… Pero ahora también. No puedo hablar de eso sin… ¿Me entendés? Me dicen, “actuaste para la gente”… ¡Y no!

Dijiste que fue un hito en tu carrera, porque nunca habías hecho ese tipo de notas.

 Son lugares  que yo no quiero volver a tocar.

¡Qué transmutación, no! Este lugar que ocupás…

 Es que debo hablar de cosas que estaban lejos de mí. Porque uno es progresista, pero vive acá. Mirá, me pareció increíble que un muchacho de la calle me dijo: “Yo te veo”, me abrazaba y yo no creí que me viera, pero me repetía las cosas de mi programa. Y me abrazaba, tenía mucho olor a alcohol en todo el cuerpo y yo estaba lejos de todas esas cosas.

¿Volviste a acercarte a tu infancia?

 Claro, vos un día te alejás. Sos un progresista arriba de un auto. Te alejás de los pobres que defendés.

RETAZOS DE AUSENCIAS Y CERTEZAS

Como si le dieras lugar a lo ausente. Vos le das mucho lugar a lo ausente, de las noticias que no están. ¿Cuál es la potencia de lo ausente?

 ¿Cómo hacés con eso? ¿Cómo hacés para ver lo que no escriben? Alguien tiene que marcar lo que falta. Es muy raro lo que pasa… Creo que va a cambiar. No hay forma de que la mitad de la población no tenga representación en los medios. Es peligroso eso. Hasta la dictadura dejaba la revista “Humor”.

¿Cómo hacés vos con tus fuentes? ¿No hay un acto de fe en confiar en ellas?

 Hay mucha gente detrás de eso que se ve.

Pero aún chequeada, la certeza no está nunca.

 ¡En la vida! Bueno, pero uno tiene un olfato. Hay cosas que uno sabe si pueden ser ciertas o mentira.

  EN EL NOMBRE DEL NIÑO QUE FUI

 ¿Qué elegís para lo oral y qué, para lo escrito?

 Yo tengo material como para tres libros. Pero no tengo tiempo para escribir. En cambio, en la tele, buen: llego, me maquillan y estoy. Es más fácil. Yo quisiera escribir. Uno siempre escribe mejor de lo que habla. Podés reescribir.

¿Qué relación encontrás entre el discurso y la pasión?

 Creo que primero es la pasión.

¿Qué entendés por pasión?

 Intento decir esa construcción que hice con mi vida.

Porque pasionar es sufrir, etimológicamente.

 Y… mirá, ¡cuatro divorcios tengo!

¿Y el desamor?

 Lo que veo es que vuelve la indiferencia, que es un modo del desamor. Eso está volviendo a la sociedad, qué rápido vuelve, ¿no? Cuatro meses…

Pero vivís como escenas de película del desamor. Los chicos hambrientos. Los desocupados.

 Eso entra. Yo todo eso lo vi. Lo vi cuando era chico. La pobreza. Por eso lo siento. Por eso me sensibiliza.

 Esa sensibilidad se hace potencia a la hora de conectarte con tu público.

 Yo creo que estuvo siempre. Pero no es fácil hablarle a una fría cámara que está ahí. Tardás en sacar todo lo que tenés…

 ¿Creés que el niño que fuiste está ahí, cuando hablás frente a cámara?

 Sí. Ahora estoy pensando mucho en mi niño. Son momentos, retazos. Creo que tardé en darme cuenta de que era pobre. Pero hay cositas, ¿viste? Por ejemplo, A mi mamá, que yo le decía “comé, comé”, y ella que no, que no, “no tengo hambre”. Ahí algo uno sentía.

 Una última pregunta. Parafraseando el lapsus de Macri: ¿en qué te gustaría hacer lo mínimo posible?

 Ser lo menos indiferente posible. Como dice el tema de León…

Ya no sos indiferente.

No quiero no sufrir. No me lo propongo.

¿Cómo trabaja lo poético en vos?

 Ayer volví a ver “La sociedad de los poetas muertos”. Una película de gran belleza. Una de las cosas que me pasa ahora es que me sacan de la belleza… La belleza de lo simple, caminar un rato por los lagos de Palermo, disfrutar del arte. No tengo tiempo. Y no hay mucha belleza en la política.

¿Y no te entristece un poco, tanta información y tan poca belleza?

 Sí, sí… ¡En cuanto se vaya Macri voy a tomarme tiempo para la belleza!


Este reportaje fue realizado el sábado 30 de abril de 2016

Entrevista: Isabel D´Amico, Adriana Valetta, Lourdes Landeira, Santiago Resnik, Víctor Dupont, Gabriela Stoppelman.
Edición: Víctor Dupont, Gabriela Stoppelman.

 (ver reportaje completo en http://www.elanartista.com.ar/2016/04/30/retazos-de-infancia/)

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