por Juan Martín Garay –
Y un día se fue, con su última gambeta, el último caño, la rabona y el taco, el cabezazo y la mano…
Con la magia de los privilegiados de un Don providencial, él fue único, fue mundial…
La pelota no se mancha, pero hoy lo llora, las piernas nos han cortado y de rodillas lo sentimos ir, aunque muchas veces de pie nos hizo poner…
¡Si hasta hizo hablar a los mudos y ver a los ciegos, dejar sin voz a relatores y enmudecer a multitudes!…
Se nos fue una parte de cada uno de nosotros, de nuestra propia vida, de la historia, porque él era eso, nuestro y argentino…
¡He visto a Maradona, he visto al inigualable Diego Armando Maradona dándonos revancha en el campo santo mejicano con el gol a los ingleses!…
Las palabras sobran y los sentimientos hablan, gracias Dios porque al Diego, el Diez, el mejor jugador del fútbol mundial la vida lo alumbró en esta Patria…
Hasta la próxima gambeta, chau pelusa, abrazo de gol, gracias por todas las alegrías…
