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Convocatoria Literaria “Bien pudiera ser”. Entregas de poemas y vivencias. Décimo novena entrega: Green Moon de Josefina Minatta.

Esta es la Décimo novena entrega de los textos reunidos en la convocatoria literaria “Bien pudiera ser”. Como se recordará fue organizada por Ana María González,  a cargo de la Peña Literaria “Despilfarrando  palabras” con sede en AGMER  y Marga Presas, coordinadora del  taller de Lectura y Escritura Creativa de ALQUIMISTAS 222, y auspiciada por  la Dirección de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Municipalidad de Concepción del Uruguay.

Junto a los escritos de las mujeres que participaron, se apreciarán obras de artistas plásticas, que generosamente aceptaron esta invitación, aún cuando  no estaba incluído este aspecto en el proyecto original. Si bien las  obras adjuntas tienen una  temática acorde con la convocatoria, se aclara que no son alusivas a los textos que acompañan, sino meramente ilustrativos. En los  epígrafes se encuentran datos de las autoras,  tanto literarias como pictóricas.

Décimo novena entrega: Green Moon, texto de JOSEFINA MINATTA, cuadro de TAMARA MATZKIN.

Green Moon

Después de andar un rato por su barrio de entonces, Catalina vio las luces, la gente en la puerta, un pizarrón anunciando un evento, velitas en la ventana, pañuelos, glitter, pelos teñidos, vestiditos de diseño de Plaza Serrano. Un mar de chiques verdes. Como siempre introvertida, se quedó cerca fingiendo wasapear. Una chica de rulos negros y tonada chilena le dijo: “Ven, pasa, es noche de chicas, pégate una vuelta”.

Le dio curiosidad así que entró. Nerviosa y aferrada a su cartera, con carita de cumpleaños feliz. Recorrió las mesitas, los pizarrones, las guirnaldas de colores, los carteles. Bailó un poquito Miss Bolivia y se acercó a la cartelera por la que pasaban todas. Estaba llena de papelitos de colores donde las chicas escribían experiencias, testimonios, un montón de anónimos en desesperada catarata:

“Me pegó con un cable”. Se acordó de su abuelo golpeando a su abuela. La abuela pidiendo que basta, que está la nena. La madre diciendo sí, le pega. Toda la vida le pegó.

“Me quemó con un cigarrillo porque llegué tarde”. Se acordó de Ernesto cuando tenían veinte años, Ernesto encerrándola en su cuarto por dos días porque salió con amigas, Ernesto diciéndo puta, así nunca te vas a casar conmigo.

“Mi abuela me enseñó a someterme por amor”. Las tías diciéndole qué bien, tu novio Ernesto, un novio de apellido y familia respetada, un hombre con todas las letras. Su madre diciendo tenele paciencia, es buen chico, ya te vas a acostumbrar.

“Me apuntó con un arma a la cabeza para tener sexo”. Ernesto jamás lo hubiera aceptado, nunca pudo decirle que no.

“Le tiró el humo del cigarrillo a mi bebe recién nacido”. Retumbaron sus amenazas, sus imposiciones: Si nace niña las mando a las dos a vivir a la villa. Si nace niña me voy con una más joven; si nace niña te vas de MI casa.

“Se viste como puta”; “Se emborracha como hombre”, “Usada por no ser virgen”. Y la última: “Abogacía no es para mujeres”. Aquel día en el campo, en Chascomús, en que delante de toda la familia le dijo que por lo poco que ganaba, prefería que pusiera una verdulería. Que iba a la cárcel a calentar a los presos, que estaba harto de mantener sus excentricidades, harto de sus bajos ingresos. Harto de ella. Y después, el amigo de su padre diciendo que claro, que cómo no se iba a divorciar, si en lugar de atender a Ernesto se pasaba en tribunales.

Volvió a Cata la soledad que tuvo, lo culpable que se sintió, lo mucho que se encerró hasta por fin dejarlo, hasta por fin hacer caer esa mochila de insultos, humillaciones y noches de sueños livianos. No pudo llorar. Al igual que las demás, tomó una birome y resumió en un papelito de color: “Mi nombre es Cata y soy una sobreviviente”.

La chica chilena la ayudó a pegar su testimonio entre los demás, mientras desde un escenario improvisado entre luces de navidad, una muchacha tímida y formal, igual que Catalina, decía “Somos muchas, y ahora nos tenemos”. 

Dedicado a PBQ, y en memoria de Cata Caminos, lunas verdes.

JOSEFINA MINATTA

Gualeguay, Entre Ríos. – Estudié Derecho en la Universidad de Buenos Aires. – Actualmente trabajo como fiscal federal en Concepción del Uruguay. – Me encanta el rock del Indio, la literatura (casi toda) y la pintura de Carlos Alonso. – Vivo el arte en todas sus expresiones como una forma de modificar la realidad. – Soy la mamá de Victoria, Manuel y Belén.

TAMARA MATZKIN

Concepción del Uruguay – Entre Ríos. – Docente de Artes en escuelas públicas. – Estudió pintura con Prilidiano Pueyrredon y Ernesto de la Cárcova

 

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